Reto semanal entregable del Módulo 4
CARLA, DESPIERTA!!!
Se
abrazaron al abrigo de un portal. La lluvia calaba sus prendas, sus manos se
juntaron, acercaron los labios y se besaron durante unos segundos eternos.
- mañana
a la salida de clase nos vemos.
- ¿mañana?
No, estoy harta. En el instituto me tratas como una apestada, cuando vas con
tus amigos les ríes las burlas, si te saludo por la calle te haces el loco...
No lo aguanto más.
- tía
no seas así, entiéndeme, ¿Qué crees que pensarán de mí si se enteran que
estamos enrollados?
- no
sé, dímelo tú, yo solo sé que no aguanto más. Ya te lo he dicho más de una vez, o te decides a llevar una
relación normal o no me ves más el pelo.
- venga
tía joder! No seas dramas, no pasa nada, estamos bien así. ¿No te das cuenta
que esto no se puede saber? Ya bastante mal lo paso cuando veo como te tratan
- ¿Qué tú lo pasas mal? Gracias por tu solidaridad de mierda oye.
- joder
Carla, entiéndeme, yo no sé lo que siento ¿sabes? Somos amigos desde niños,
desde que te llamabas Carlos, pero es muy difícil decirle a todo el mundo que
me gusta una tía que es un tío, y es que además, déjate de rollos, anda que no
se te nota, no sé yo esas hormonas que te tomas...
- pero
serás capullo! ¿Tú sabes lo que es esta mierda que me tengo que meter? ¿Tú sabes lo que supone para mí querer ser una mujer y encontrarme con este cuerpo? ¿Tú sabes lo que es luchar contra el rechazo, el desprecio y la ignorancia? ¿Y tú
sabes lo que es sentir la cobardía de tu mejor amigo?
- ¿y
tú no crees que me exiges a mí más que a los demás?
- ¿Qué te exijo? ¿Te quejas de mis exigencias cuando te acuestas conmigo? Que bien te
está viniendo no madurar, imbécil!
- Mira
Carla si te vas a poner así será mejor dejarlo
- pues
sí, porque para que me uses cuando tienes ganas y luego no me
defiendas con los gilipollas de tus amigos mejor estoy sola
- vale
venga, que para no tener la regla te metes muy bien en el papel, hasta mañana
-
La
voz se le quebró en llanto, la amargura invadió su ánimo, el desamparo se le
presentó desnudo y cruel. Aunque sabía que esto acabaría pasando, temía quedarse
sola. No es que aquella relación fuera perfecta pero al menos le servía de
refugio. La incomprensión, cuando no el desprecio de sus compañeros la abocaba
a una oscuridad que ya conocía y en la que no quería vivir. ¿Pensó en el
suicidio? Tal vez, pero muy de pasada, eran recurrentes los casos de
adolescentes con disforia de género que no veían otro camino. Eso otras,
pensó, mido un metro noventa y peso 95 kilos, ya es hora de alzar la cabeza y demostrar quien soy.
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